El año pasado en la Feria del libro de Almendralejo tuvimos la suerte de que nos visitara Ana Mª Matute, su voz dulce, apacible, nos envolvió como en uno de sus cuentos. La humildad del personaje, que con el paso de los años ha descubierto lo que importa en la vida, nos cautivó.
En nuestra biblioteca no faltan ninguno de sus tÃtulos más importantes: Fiesta al Noroeste, Primera Memoria, Olvidado rey Gudú…, pero de todos uno de los que más cariño tienen nuestros alumnos es “El árbol de oro y otros relatos”
En el prólogo de este tÃtulo de la Editorial Bruño me sorprenden estas palabras de la escritora:
“Escribo porque, a pesar de que no tuve una infancia apaleada ni hambrienta, a pesar de nacer dentro de una clase social de las denominadas acomodadas, no estoy contenta. Escribo, pues, porque no estoy contenta; porque no estoy conforme, NI DORMIDA, NI CIEGA, NI MUERTA…”
Y en unos de sus cuentos Vida Nueva  nos sorprende con la denuncia de la dramática soledad de los ancianos, privados de afecto y comprensión:
“Ruido de zambombas y risas de borracho, allá abajo. Allá abajo, muy abajo. Los ojillos de don Emiliano, tristes y grises pajarillos, aletearon. Con pasos sigilosos, cogió el sobre, y salió al pasillo. Miró , a un lado y otro. No habÃa nadie. Con cuidado , se dirigió al buzoncillo de las cartas. La echó. Subió de nuevo, de puntillas. Entró en la habitación, con una leve sonrisa: “Mañana me la entregarán”. Una a una, despacito, sin campanadas, don Emiliano se comió las uvas. Luego se acostó con el nuevo año.”
“
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