Archivo del Autor: Juan Carlos Doncel

El Islam y su expansión

El Islam es una religión monoteísta cuyo dogma se basa en el libro sagrado del Corán.
La religión islámica tiene cinco pilares en su fe que se explican en el primer vídeo: la profesión de fe, la oración, el zakat, el ayuno en el mes de Ramadán y la peregrinación a la Meca. A éstos añaden algunos musulmanes el sexto pilar del yihad o esfuerzo en defensa de la fe.
El almuecín o almuédano es el miembro de la mezquita encargado de realizar la llamada a la oración o adhan cinco veces al día.

Las conquistas de la civilización árabe musulmana fueron muy rápidas y, partiendo de Arabia, controlaron un inmenso imperio que en ciento cincuenta años alcanzó la Península Ibérica, norte de África, Oriente Próximo, Persia y amplias zonas de Asia Central. Este vídeo nos explica el proceso.

El Islam y su expansión

El Islam es una religión monoteísta cuyo dogma se basa en el libro sagrado del Corán.
La religión islámica tiene cinco pilares en su fe que se explican en el primer vídeo: la profesión de fe, la oración, el zakat, el ayuno en el mes de Ramadán y la peregrinación a la Meca. A éstos añaden algunos musulmanes el sexto pilar del yihad o esfuerzo en defensa de la fe.
El almuecín o almuédano es el miembro de la mezquita encargado de realizar la llamada a la oración o adhan cinco veces al día.

Las conquistas de la civilización árabe musulmana fueron muy rápidas y, partiendo de Arabia, controlaron un inmenso imperio que en ciento cincuenta años alcanzó la Península Ibérica, norte de África, Oriente Próximo, Persia y amplias zonas de Asia Central. Este vídeo nos explica el proceso.

La nobleza y la guerra en la Edad Media

Aunque la realidad fue más compleja, nuestro interés didáctico nos obliga simplificar la realidad social de la Europa medieval cristiana para hacerla entendible a los ojos de los alumno. En esa sociedad podemos distinguir tres estamentos: la nobleza, el clero y el pueblo llano o no privilegiados.
La NOBLEZA era un grupo social al que se pertenecía por nacimiento y linaje, pero el noble o caballero debía confirmar dicha pertenencia «viviendo noblemente», es decir, con el manejo de la espada. El ejercicio de las armas definía al caballero medieval, su función guerrera lo situaba en la cúspide social. La Iglesia había ayudado a reforzar el carácter guerrero y militar de la nobleza legitimando su monopolio de la violencia: mientras el clero rezaría por la humanidad, los caballeros la defenderían y los plebeyos trabajarían para que todos pudieran comer.
Se suponía, en teoría, que la finalidad de la nobleza no era pelear por placer ni por poder, sino en defensa de los otros dos estamentos y pa (Read more…) conservar el orden y la justicia. Dada su condición de protector, el aristócrata estaba exento de los impuestos directos de capitación o fogaje.
En la práctica, la nobleza empleó sistemáticamente la violencia en defensa de sus intereses, enfrentándose en continuas luchas entre sí y oprimiendo permanentemente a un campesinado del que dependía su sustento económico. Para el caballero la violencia y la guerra era su razón de ser y sus principales atributos eran la espada y, sobre todo, el caballo. En la batalla, caballo y caballero eran inseparables; sin montura, el caballero era simplemente un hombre, con ella era considerado invencible. El noble ensalzaba continuamente la guerra, allí se convertía en héroe, allí demostraba sus cualidades exclusivas: valentía, arrojo, honor. El trovador Bertrand de Born, de noble origen, hablaba así de sus sentimientos en la batalla:
Mi corazón se hincha de gozo cuando veo
fuertes castillos cercados, estacadas rotas y vencidas,
numerosos vasallos derribados,
caballos de muertos y heridos vagando al azar.
Y cuando las huestes choquen, los hombres de buen linaje
piensen sólo en hender cabezas y brazos,
pues mejor es morir que vivir derrotado…
Os digo que no conozco mayor alegría que cuando oigo gritar
<¡sus! ¡sus!> en ambos bandos, y el relincho de los corceles sin jinete,
y quejidos de <¡Favor! ¡Favor!>
¡y cuando veo a grandes y pequeños
caer en zanjas y sobre la hierba,
y veo a los muertos atravesados por las lanzas!
Señores, ¡hipotecad vuestros dominios, castillos y ciudades,
pero jamás renunciéis a la guerra!
Junto a sus armas, su armadura pesada y costosa y su caballo, otros signos externos que permitían al caballero diferenciarse del resto eran el lujo en la vestimenta y el escudo heráldico, símbolo de su familia.
Para la nobleza el acontemiento bélico por excelencia fue la batalla campal, el enfrentamiento total y a campo abierto de dos ejércitos. En las batallas campales la carga de la caballería pesada protegida con armadura y provista de lanza se consideró insuperable durante buena parte de la Edad Media. De todos modos, el enfrentamiento directo y masivo fue relativamente escaso en la etapa medieval. El riesgo de derrota total era excesivo para ambas partes. Por ello, la GUERRA MEDIEVAL fue, sobre todo, una sucesión de cercos de castillos y ciudades y un permanente hostigamiento del enemigo a base de emboscadas y ataques por sorpresa en territorio contrario (algaradas).
En los periodos de paz, el caballero continuaba preparándose para la guerra: se entrenaba en el castillo y se dedicaba a la caza, una de sus aficiones favoritas. Cuando quería medir fuerzas con sus iguales, participaba en justas y torneos. Aunque no eran a muerte, estos juegos eran tomados muy en serio y las posibilidades de caer heridos o morir no eran remotas. Las justas eran combates individuales mientras que los torneos eran enfrentamientos colectivos en los que podían llegar a participar decenas e, incluso, centenares de caballeros que podían caer prisioneros de sus opuestos y verse obligados a pagar costosos rescates.
La propiedad de las tierras y rentas daban al noble el derecho a ejercer su autoridad sobre todos los de sangre distinta en su territorio o feudo, menos sobre el clero y los comerciantes de las ciudades libres. Las rentas que recibía de los campesinos y los derechos o banalidades que tenían sobre todos los habitantes de su feudo le permitían mantener los importantes gastos derivados de sus obligaciones militares. La residencia del señor resaltaba sobre las demás y tenían un claro carácter defensivo: era el castillo.
No todos los nobles eran grandes señores. El caballero de rango inferior carecía de las riquezas de duques o condes y con frecuencia solo contaba con un castillo sin importancia y unas rentas limitadas. Por debajo de él estaban los caballeros cuyo feudo era solo una casa fuerte y una propiedad equivalente a poco más que la de un campesino. Algunos no contaban con castillos ni feudos, vivían con su señor y éste les mantenía.
Tanto los grandes señores como los simples caballeros, todos los nobles estaban vinculados entre sí por relaciones sinalágmáticas o bilaterales: las RELACIONES FEUDOVASALLÁTICAS. Eran relaciones entre hombres guerreros y libres que se entretejían creando una red de fidelidades que llegaban desde el simple caballero al gran duque, que a su vez sería vasallo del rey.
Algunos grandes señores, como el caso del duque de Borgoña en Francia, llegaron a contar con grandes ejércitos privados que consiguieron, incluso, retar al poder real. Y es que en la Edad Media el monarca no contaba con el monopolio de la coerción y la violencia. Los ejércitos nobiliarios eran una característica medieval, como lo era también la existencia de multitud de plazas fuertes y castillos en manos de la nobleza que suponían el máximo exponente de su fuerza militar.

La nobleza y la guerra en la Edad Media

Aunque la realidad fue más compleja, nuestro interés didáctico nos obliga simplificar la realidad social de la Europa medieval cristiana para hacerla entendible a los ojos de los alumno. En esa sociedad podemos distinguir tres estamentos: la nobleza, el clero y el pueblo llano o no privilegiados.
La NOBLEZA era un grupo social al que se pertenecía por nacimiento y linaje, pero el noble o caballero debía confirmar dicha pertenencia «viviendo noblemente», es decir, con el manejo de la espada. El ejercicio de las armas definía al caballero medieval, su función guerrera lo situaba en la cúspide social. La Iglesia había ayudado a reforzar el carácter guerrero y militar de la nobleza legitimando su monopolio de la violencia: mientras el clero rezaría por la humanidad, los caballeros la defenderían y los plebeyos trabajarían para que todos pudieran comer.
Se suponía, en teoría, que la finalidad de la nobleza no era pelear por placer ni por poder, sino en defensa de los otros dos estamentos y para conservar el orden y la justicia. Dada su condición de protector, el aristócrata estaba exento de los impuestos directos de capitación o fogaje.
En la práctica, la nobleza empleó sistemáticamente la violencia en defensa de sus intereses, enfrentándose en continuas luchas entre sí y oprimiendo permanentemente a un campesinado del que dependía su sustento económico. Para el caballero la violencia y la guerra era su razón de ser y sus principales atributos eran la espada y, sobre todo, el caballo. En la batalla, caballo y caballero eran inseparables; sin montura, el caballero era simplemente un hombre, con ella era considerado invencible. El noble ensalzaba continuamente la guerra, allí se convertía en héroe, allí demostraba sus cualidades exclusivas: valentía, arrojo, honor. El trovador Bertrand de Born, de noble origen, hablaba así de sus sentimientos (Read more…)

La música en la Europa medieval

Es interesante que los alumnos de 2ºESO conozcan la música medieval como una de las principales manifestaciones culturales de la Edad Media. He seleccionado aquí dos vídeos de Youtube, el primero sobre la música medieval de la Europa cristiana, haciendo hincapié en sus dos principales vertientes: la música religiosa (canto gregoriano) y la música profana de trovadores y juglares. El segundo es sobre la rica tradición musical de Al-Andalus, este último vídeo permite también conocer a los alumnos el gran patrimonio artístico que atesora la Alhambra de Granada, una de las mejores muestras de arte islámico de la Historia.

La música en la Europa medieval

Es interesante que los alumnos de 2ºESO conozcan la música medieval como una de las principales manifestaciones culturales de la Edad Media. He seleccionado aquí dos vídeos de Youtube, el primero sobre la música medieval de la Europa cristiana, haciendo hincapié en sus dos principales vertientes: la música religiosa (canto gregoriano) y la música profana de trovadores y juglares. El segundo es sobre la rica tradición musical de Al-Andalus, este último vídeo permite también conocer a los alumnos el gran patrimonio artístico que atesora la Alhambra de Granada, una de las mejores muestras de arte islámico de la Historia.

La leyenda de Garoé y la conquista de Canarias (siglo XV)

En la isla de Hierro, la más occidental del archipiélago canario, existía (está atestiguado históricamente) un árbol muy especial llamado Garoé. A mil metros de altitud, en las cumbres de la isla, un viejo y robusto laurel de gran tronco e inmensa copa retenía la humedad que traían los vientos alisios. Por condensación, esa humedad se convertía en gotas que caían por las hojas del venerado árbol, ofreciendo agua dulce de gran calidad y suavizando las penurias de los habitantes del Hierro (bimbaches), con frecuencia sometidos a duras sequías. Ese proceso natural se denomina lluvia vertical y se observa en zonas altas de otras islas del archipiélago.
Los nativos herreños excavaron varios aljibes o depósitos en la roca donde almacenar el agua que caía del árbol. Al parecer, la llegada de los extranjeros europeos y norteafricanos en busca de esclavos u otros productos (orchilla) se vió dificultada por la falta crónica de agua. Ante la presencia extranjera, los isleños se refugiaban en el interior y se abastecían de Garoé mientras sus enemigos, que desconocían la existencia y ubicación del árbol, abandonaban la isla agotados por la sed. Los bimbaches nunca entendieron el interés codicioso de los extranjeros por la orchilla, una especie de líquen que crecía en los acantilados más inaccesibles y que empleaban para elaborar un tinte púrpura muy demandado por las élites europeas.
El árbol sagrado sobrevivió a la conquista de la isla en el siglo XV: fue derribado por una tempestad en 1610; hoy quedan como testigos de su existencia los aljibes construídos por los nativos y un nuevo árbol plantado en 1957 que ya tiene cierto porte (ver foto inferior).

Una LEYENDA de la época del comienzo del dominio español vincula la conquista del Hierro al fin del secreto del «Ã¡rbol que lloraba lágrimas». Cuando una (Read more…)